lunes, 3 de octubre de 2016

"269 Life France"

Reutilizando la sugerencia de María Saucedo, me gustaría dar mi opinión respecto a este tema.
Por si no la recordáis, os dejo el enlace de la noticia aquí, para que no tengáis que volver a buscar la antigua entrada.




La lucha por el respeto hacia los animales lleva años causando polémica, pero esto último ocurrido en Francia parece haber provocado un mayor revuelo. El motivo por el cual se ha llevado a cabo esta drástica manifestación por parte de los activistas veganos de “269 Life France”, no es debida a que la falta de consumo de carne haya interferido de forma que dañase el normal funcionamiento del cerebro (como algunos han expresado sin rodeos), si no la verdadera compasión y amor que sienten estos animalistas hacia el resto de criaturas que habitan en este planeta.

Algunos integrantes de esta asociación han decidido grabarse a fuego en la piel (en ningún momento nadie fue obligado a hacerlo) todo lo que los animales pasan en la granjas antes y después de ser ejecutados para su posterior despiece, envasado y cocción. Estos, a pesar de vivir en una granja, están encerrados en el interior de esta, sin saber qué es el aire fresco o tan siquiera correr libremente sobre la hierba, puesto que nacen allí, sin más remedio que sufrir lo mismo que debió hacer su familia, antes de ser digerida por unos tantos. Tanto las vacas, como los cerdos o las ovejas están obligadas a exprimir todo lo poco que les queda para producir leche, al igual que las gallinas son explotadas para que puedan poner huevos. Y eso sin mencionar su interminable camino hacia una muerte atroz e inmerecida. Pero claro, los animales al no tener uso de razón, son incapaces de sentir el dolor. Si nos ponemos en un punto de vista de cualquier humano que sea omnívoro (claramente todos lo somos por naturaleza, pero algunos deciden no serlo), es sabido que la carne que provenga de cualquier animal que está expuesto a un estrés y obligado a dar más de lo que puede producir, tiene peor calidad, que puede ser apreciada tanto en el sabor como en el aspecto.

Una de las cuestiones que origina este tema es si comer carne te aporta beneficios o si por el contrario perjudica a la salud. He de decir que la cuestión no está en tomar carne o no: se trata de si obtienes las distintas proteínas y vitaminas necesarias para el correcto funcionamiento del cuerpo. Las proteínas que contengan la carne o el pescado pueden ser perfectamente sustituidas por otros alimentos, como los frutos secos, el tofu, las legumbres, la bebida de soja… También hay un estudio realizado por la OMS que afirma que los veganos y vegetarianos  tienen más especies de bacterias estomacales, a diferencia del resto, que los protegen de posibles infecciones. Cabe decir que no son todo ventajas, porque durante el proceso se puede adelgazar demasiado, o sentirse confundido por no saber cómo llevar correctamente la “dieta”.  

Las personas que quieren salvar a los animales no hacen este bonito gesto hacen por pasar el rato, sino porque realmente les importa la causa y piensan que es injusto que estos sufran. Pese a que sean irracionales, no podemos jugar con ellos, no somos una especie de dios que decide quién puede vivir y quién no. Diría que es inhumano no conceder el derecho a la vida a un ser vivo, pero algún quisquilloso me corregiría diciendo que estamos hablando de animales, no de personas. Aunque he de decir que algunas de estas criaturas pueden llegar a ser incluso más humanas que nosotros mismos.

Evidentemente cada uno es libre de decidir cómo quiere vivir su vida, y el juicio de cada uno de nosotros varía; eso no significa que estemos equivocados o que vayamos por buen camino. Sólo los valores y la ética de cada persona son los que dictan de qué forma debe actuar, en este caso de cómo respetar a los animales, al igual que es de elección propia comerlos o tenerlos de mascota. 

2 comentarios:

  1. ¿Y la tauromaquia no es también un espectáculo terrible ante los ojos de cualquier niño? Y sin embargo hay padres que los llevan a las plazas de toros para ver como hunden en la carne de estos animales una y otra vez banderillas y por último los atraviesan una especie de espada llamada estoque. Según el reglamento taurino vigente en España, «los estoques tendrán una longitud máxima de acero de 88 centímetros desde la empuñadura a la punta». Casi 88 centímetros que atraviesan sus organismos y les sentencia a una muerte dolorosa, que no sólo acaba ahí, sino que después les cortan las orejas y el rabo como signo de victoria. ¿Crees que de verdad los niños se traumatizan más con una manifestación un tanto radical? En mi opinión te marca más ver como celebran el asesinato de un animal inocente que ese fuego con el que se grabaron la piel.

    ResponderEliminar
  2. Los dos temas que expuse anteriormente por supuesto que están enlazados entre sí. Si unos padres llevan a sus hijos a una plaza de toros es porque tienen la libertad de hacerlo, al igual que estos activistas fueron libres de realizar esa manifestación. Los niños que ven la escena por supuesto que pueden quedar horrorizados, pero también estos pueden traumatizarse por un centenar de sucesos que se llevan a cabo día a día que son descritos en los informativos de la hora del almuerzo (violaciones, acoso escolar, corrupción, guerra, terrorismo, pobreza extrema en los países tercermundistas, desastres naturales…), pero no es un tema que pienso debatir (al menos no en esta ocasión). Por eso no era motivo suficiente para que no se desarrollase la ya acordada concentración, que se hizo pública días antes.
    Los métodos empleados pueden haber sido algo extremos (dependiendo el criterio de los distintos receptores), pero como ya indiqué en mi primer comentario, y vuelvo a resaltarlo, ninguna de las mujeres fueron obligadas a hacerlo. Al contrario, se ofrecieron voluntarias, y aunque sabían que iban a salir perjudicadas de la situación, llevaron a cabo esta acción para poder ayudar a esas pobres criaturas indefensas. Por supuesto que un círculo bastante amplio de personas calificaría de abominable comparar las torturas entre nosotros y los animales, pero igualmente todos tenemos sentimientos, y por tanto, aquello que nos hiera o nos cause dolor a los humanos, provocará el mismo efecto en el resto de animales.
    La realidad es que no se tiene otra forma de concienciar a una población como la nuestra. No somos capaces de abrir los ojos hasta que realmente no sentimos el dolor en nuestras propias carnes, o en este caso, el ver como un determinado grupo de personas se marcaron de por vida por una causa justa a su razón: intentar hacer más soportables las vidas del resto de seres vivos que deben convivir con nuestra devastadora existencia.

    ResponderEliminar